domingo, enero 28, 2007

LAS ARTES DEL FUEGO EN EL ESTADO LARA.


WILLY ARANGUREN.



*Director de Servicios Culturales. IMCA.
Crítico de Arte AICA, Capítulo Venezolano
Cabudare, 22 noviembre 2005.





El Estado Lara, por tradición primogénita e histórica, ha sido lugar preponderante para las Artes del Fuego, precisamente cultivadas desde los tiempos precolombinos, cuando nuestros primeros habitantes poseían la noción de un mundo mágico, mítico y telúrico, basado en cosmogonías y creencias a partir de su comunión con la Naturaleza. Fue una época de luz y de grandes logros como nos lo demuestra la cerámica que sobrevivió a todas las épocas y que podemos encontrar en instituciones como el Museo de Barquisimeto o el Museo Arqueológico de Quíbor.


El inconsciente colectivo aflora de nuevo en nuestros tiempos con el protagonismo esencial del pueblo y con la maestría dedicadas a estas manifestaciones artísticas donde impera el agua, el fuego, el aire, la tierra, como dignos representantes de la creación del Hombre. También se torna valiosa y utilitaria en el transcurrir de los tiempos, para hacerse a la vez artística, creativa, línea a la que queremos emular en esta exposición precisamente referida a la contemplación de la Actualidad, vista con sentido historicista, esteticista, producto de un tiempo y un espacio social determinado un tanto al azar, pero que es indudable su contemporaneidad.

En los años sesenta, setenta y ochenta comienzan a surgir nombres como Julio Celis, Enrique González (en los sesenta, con la creación de la cátedra de esmaltes en la Escuela de Artes Plásticas “Martín Tovar y Tovar”), Urma Duim, Jorge Barreto, el Maestro Miguel Jiménez, desde la misma Escuela o desde los talleres que pulularon a la luz y la sombra de la tradición prehispánica en zonas como Quibor, las cuales posteriormente devinieron en entes para el sustento de vida de muchas familias.

Ahora hemos organizado esta muestra de la Actualidad de las Artes del Fuego Larense, con lo más granado y representativo de ella, desde la Galería Municipal de Arte, desde Barquisimeto, desde nuestro Instituto Municipal de Cultura y Arte (IMCA), desde el apoyo a las artes y a la cultura que está brindando nuestro Alcalde Henri Falcón, como maneras de integrar a las comunidades.

Luego de conversaciones, preguntas, inquisiciones, nos damos cuenta que la riqueza de las artes del Fuego Larenses es extraordinaria y que los temas o las preocupaciones son disímiles, particulares: se puede pensar en el macrocosmos, en la destrucción de la naturaleza por el hombre, en la nobleza de la ecología, en la fuerza de la naturaleza, en las posibilidades mágicas de los metales o de los elementos, en la alquimia, los sueños, la poesía, en lo lúdico, en lo ancestral, en lo atemporal, en el sincretismo de nuestras regiones, en muchas motivaciones más, más allá de dominios técnicos o de la posibilidad siempre presente del azar, dentro de esta actualidad que pudiese abarcar diez años de producción o simplemente la actualidad del 2005, dentro de una museografía ideada por el arquitecto y pintor Manuel Rivero que fortifique el mensaje a través de la similitud de las piezas, de cada uno de los exponentes, de forma tal que demos una visión coherente, unitaria, creativa, pero también volátil y libertaria.

En este sentido, particularmente nos interesa destacar aquí al Maestro Jorge Barreto, creador de una maravillosa aceptación, formado en escuelas y con maestros de Estados Unidos y del Japón, adelantándose con una obra donde ha predominado el mensaje de la Naturaleza, la ecológico, las manifestaciones abstractas, la impronta del azar controlado, una cierta poesía visual y además real, de manera tal que su obra se ha recreado en sitios públicos y privados, en colecciones privadas, como manera de hacer un arte único y tridimensional, que a la vez se nos manifiesta puntual. En esta oportunidad nos presenta una serie de obras, denominadas “Bandejas”, devenidas de lo lúdico, de la experimentación para realizar obras, en pequeño formato, minimalistas, más allá de los ámbitos utilitarios, siempre con vigor, rigor y poesía plástica.

Una figura fundamental lo constituye, desde la perspectiva de nuestros tiempos, Miguel Ángel Peraza, auténtico pintor, inventor de máquinas, arquitecto (“por la gracia de Dios”, según Fruto Vivas), escultor, promotor cultural, quien desde su sitio predilecto, Loma Roja, cerca de San Miguel y Quibor, ha incursionado siempre en esta labor del fuego y del arte, de manera magistral, logrando éxitos e improntas no sólo reconocidas en el país sino fuera de él. Peraza es también un poeta de la imagen y de lo inaudito cuando sus objetos utilitarios incluso se convierten en obras de arte insustituibles.
Miguel Ángel viene estudiando las formas arquitectónicas, pero sobre todo el color devenido desde la Tierra misma, como elemento integrador de la obra de arte, con excelentes resultados en cuanto a lo utilitario y artístico propuesto. Ahora nos presenta tres murales como síntesis de su actual creatividad donde lo que importa es el símbolo, ligado al infinito universo, el trazo poético de la línea en medio de la grandeza del espacio que Peraza resume, presentado además como amplio y maravilloso, tal es la parsimonia de sus logros.



jueves, enero 25, 2007

LA COMPETITIVIDAD MOLDEADA EN BARRO.




LA COMPETITIVIDAD MOLDEADA EN BARRO:
TALLER LOMA ROJA. Fuente: Venezuela Competitiva.


"La competitividad es lo mejor que puede pasar en un país y a nosotros nos beneficia mucho. Te das cuenta que tienes que mejorar, que tienes que producir y producir bien".

Habla Miguel Ángel Peraza, director, líder y maestro formador del Taller Loma Roja.
Habla mientras trabaja con sus manos uno de sus "cacharros", sentado en el galpón que hace las veces de taller, una colina de tierra roja con la suficiente altura como para que la vista domine los valles de Quíbor.

En 1982, Miguel Ángel Peraza regresa a casa, a La Costa, un caserío situado en las inmediaciones de Quíbor, y montó taller, el cual bautizó Loma Roja, así llamado porque la tierra es pura arcilla roja. Allí empezó a trabajar solitariamente y, poco a poco, se sumaron sobrinos, primos y cuñados. Fue desde entonces, y sigue siéndolo, una pequeña empresa familiar en la que unos han permanecido y otros han salido para montar su propio taller. Un pequeño equipo de trabajo cuya fortaleza está en la capacidad que posee cada uno de sus miembros para dominar de principio a fin todo el proceso de la producción, aún cuando cada uno tenga su área o fase del proceso previamente definida. Todos saben, y si es el caso pueden atender, cualquiera de las fases de la producción: tornear, esmaltar, controlar la calidad, hornear, atender la clientela, embalar y despachar.


La esencia del trabajo es artesanal: la singularidad de la pieza. Hacer una pieza cuesta tanto como hacer cien. Son "hacedores de cosas" a quienes no les gusta, como bien lo expresa Miguel Ángel Peraza, que los etiqueten "como artistas, como artesanos. Yo soy un hacedor, un hacedor de cosas..., de cacharros...".

"La filosofía del taller -afirma Miguel Ángel Peraza- es que la gente que pase por él, lo haga con la vista puesta en formar su propio taller. Que venga aquí para que tome su aprendizaje y luego se independice, que es la única forma como la gente puede ser libre". No le teme a la competencia.


Son cinco las claves del éxito de Loma Roja: el liderazgo del director-guía del taller, basado en la manera como asume el reto de la competencia y el desarrollo e independencia de sus aprendices; el trabajo en equipo cohesionado en torno al respeto tanto por el trabajo individual como con el espacio de trabajo; la calidad de las piezas producidas, que traducen no sólo la honra por la dignidad del oficio sino también la necesidad de su uso práctico; el crecimiento continuo fundado en la innovación para resolver problemas y en la creatividad para enfrentarse ante nuevos problemas estéticos y funcionales; y, por último, la revitalización de una tradición de largo arraigo en la zona y cómo ha sabido adaptar esa tradición a las exigencias de la modernidad.

sábado, enero 20, 2007

ARTESANIA EN LA NUEVA CARTA MAGNA.


Por:
Efraín Valenzuela
efrainvalen@cantv.net
La artesanía en la Nueva Carta Magna
22 de enero de 2006.
1. LA ARTESANÍA Y LA NORMA CULTURAL.

PREMISAS BÁSICAS.
Las Disposiciones Culturales Constitucionales de las Cartas Fundamentales de la mayoría y buena parte de los países del mundo conforman lo que se ha denominado el Constitucionalismo Cultural. Tales disposiciones podrían abarcar los símbolos de la nación, el escudo, la bandera y el himno. La promoción y defensa del idioma. Las libertades de expresión, imprenta y religiosa. La libre asociación. La propiedad literaria, artística e intelectual. La protección y defensa del patrimonio cultural, tangible e intangible. Los derechos y deberes individuales y sociales, particularmente los deberes y derechos culturales. De igual manera, la definición del Estado, los bienes y derechos de éste. Las competencias culturales de las entidades locales, específicamente los Municipios. El fomento, de acuerdo a planes y programas generales, de empresas, actividades e industrias relacionadas con el desarrollo cultural. El libre, eficaz ejercicio y goce de los derechos culturales. La garantía y el derecho de participar en la vida cultural de la comunidad. El disfrute de los progresos intelectuales y científicos. Las atribuciones del Estado en la promoción de las diversas manifestaciones culturales, así como el reconocimiento a las lenguas indígenas como parte integrante de la cultura nacional, entre otras muchas.


Ahora bien, una de las posibles vertientes para hacer el estudio de las Disposiciones Culturales Constitucionales nos conduce a analizar algún determinado y específico tópico constitucional desde su perfecta y válida autonomía, sin que deje de ser parte de las Disposiciones Culturales Constitucionales. Aspectos como el sistema escolar, la comunicación, el patrimonio cultural, las comunidades étnicas indígenas, la lengua materna oficial y las lenguas maternas de las minorías étnicas. Los símbolos de la patria, la investigación, el derecho de autor, la protección jurídica y social al trabajador cultural, la normativa cultural internacional, la ciencia y la tecnología, la libertad de expresión del pensamiento, la religión, entre otros muchos temas, pueden ser analizados desde su propio y específico perfil, independencia y autonomía, no obstante formar parte integrante de las Disposiciones Culturales Constitucionales.


En el anterior camino se colocan las Artesanías. Éstas forman parte de las Disposiciones Culturales Constitucionales, sin embargo es posible analizar su situación en la Carta Magna desde su específico perfil y autonomía sin olvidar que forman parte del Constitucionalismo Cultural de Venezuela. Intentaremos sistematizar algunas premisas básicas y generales que nos faciliten y orienten en la comprensión de la situación de las Artesanías y la normativa cultural.


PRIMERA PREMISA.


Las Artesanías han existido en Venezuela desde la Época Amerindia. Por ello no dudamos en afirmar que como actividad del ser humano es una de las de más vieja data. Las comunidades étnicas que llegaron a estas tierras trajeron consigo sus particulares actividades artesanales. La norma artesanal antes de la Colonia era la costumbre.


SEGUNDA PREMISA.


La legislación artesanal hace su aparición en Venezuela en el Cabildo Colonial y de esa manera se mantuvo hasta los tres primeros años de la última década del siglo pasado.


TERCERA PREMISA.


En la historia de la legislación cultural de Venezuela por vez primera se eleva a Ley Nacional la actividad artesanal sólo en el año 1993, cuando se aprueba la Ley de Fomento y protección al Desarrollo Artesanal.


CUARTA PREMISA.


Mientras en otros países hispano parlantes, las artesanías son consideradas como parte de la economía nacional y en consecuencia son parte de la estrategia de desarrollo de los mismos, y así está expresado en su legislación, en Venezuela la producción artesanal equiparada a la producción industrial no es considerada artesanía y de esa manera lo precisa la Ley de Artesanías del país. Ello parece producir una desventaja competitiva en relación con otros países.


QUINTA PREMISA.


El otorgamiento del rango constitucional a nuestras artesanías típicas se realiza por vez primera, en la historia del Constitucionalismo Cultural de Venezuela, en la nueva Carta Magna de 1999. En otras palabras, la Constitución Bolivariana del siglo XXI le confiere rango constitucional a la artesanía, particularmente la típica.


2. EL RANGO CONSTITUCIONAL DE LAS ARTESANÍAS.


En el Título VI. Capítulo I. Artículo 309 expresa:
“La artesanía e industrias populares típicas de la Nación, gozarán de protección especial del Estado, con el fin de preservar su autenticidad, y obtendrán facilidades crediticias para promover su producción y comercialización”.


Algunas consideraciones y reflexiones se desprenden del Texto Constitucional anterior:


1ra. La artesanía, específicamente la típica, es incluida en el Régimen Socio-Económico. En otras palabras, la artesanía típica forma parte de la Constitución Económica. Ello parece decirnos que su valoración, en principio, es desde el punto de vista económico.
2do.No obstante el primer punto, el Texto Superior al expresar… con el fin de preservar su autenticidad... pareciera optar por un espíritu cultural relacionado con la protección y defensa de ese tipo particular de artesanía. El Texto Fundamental parece orientarse a la protección de lo que me otorga sentido de pertenencia, personalidad y definición culturales.
3ro. Existe una categórica definición del rol del Estado en relación a la artesanía típica.
Si intentáramos andar el camino de los logros, alcances y limitaciones, pudiéramos observar que como logro básico y fundamental es que por vez primera en la historia del Constitucionalismo Cultural se le otorga rango superior a una de las actividades de más vieja data en el país: la artesanía, y particularmente a la artesanía típica. El alcance se relaciona con la necesaria modificación que tiene que hacer a la Ley de Fomento y Protección al Desarrollo Artesanal vigente y, quizás, como limitación, entre otras, también, básica y fundamental, sería que no se define ni caracteriza en el Texto Constitucional la relación de las artesanías con la cultura y la economía. La discusión queda abierta.


3. REQUERIMIENTOS LEGISLATIVOS ARTESANALES.


Al otorgarle rango constitucional a la artesanía, específicamente a la artesanía típica, en términos de atención especial por parte del Estado venezolano, de tal manera que se le otorgarán facilidades crediticias para su producción y comercialización, se presentan un conjunto de necesidades en materia de legislación artesanal. En otras palabras, la condición de la artesanía, concretamente de la artesanía y las industrias típicas en la nueva Carta Magna condiciona y determina, de una u otra manera, un conjunto de escenarios, los cuales van a definir los requerimientos legislativos en el campo artesanal. Esos escenarios serían los siguientes:


1ro. Los escenarios de las Constituciones de las entidades federales. Es necesario incorporar el tópico de la artesanía en las distintas Cartas Magnas de cada uno de los Estados que conforman a Venezuela.
2do. El escenario de la Ley de Artesanías. Se requiere emprender la revisión tendente a su modificación de la vigente Ley de Fomento y Protección al Desarrollo Artesanal de Venezuela de 1993.
3ro. Un primer escenario en los Estados. Es vital emprender la revisión de las Leyes de Artesanías en las entidades federales donde ya existan.
4to. Segundo escenario en los Estados. Es necesario legislar sobre la Ley de Fomento y Protección al Desarrollo Artesanal en las entidades federales que no existe tal normativa y tiene particularmente un perfil artesanal.
5to. Un primer escenario para los Municipios. Se requiere emprender la revisión de las Ordenanzas Artesanales en las entidades locales que ya la tienen.
6to. Un segundo escenario para los Municipios. En las entidades locales que se caractericen por poseer un perfil artesanal, se hace necesario emprender la elaboración de la Ordenanza sobre Fomento y Protección al Desarrollo de cada uno de esos Municipios.


Finalmente, y a propósito de la aprobación, en primera discusión, por la Asamblea Nacional, de la Ley Orgánica de la Cultura, las artesanías vienen a ser las grandes ausentes en el texto propuesto. Mientras se crea una título para las industrias y empresas culturales, término que no aparece en ninguna parte de la Carta Magna; la artesanía y las industrias típicas no están incorporadas al texto orgánica propuestos Ello contradice el texto constitucional, el cual dice: “La artesanía e industrias populares típicas de la Nación, gozarán de protección especial del Estado, con el fin de preservar su autenticidad…” Cualquier proyecto de Ley Orgánica de Cultura está obligado a incorporar un aparte para estos dos aspectos de la cultura nacional, siendo la artesanía una de las actividades culturales de más antigua data del país.

miércoles, enero 17, 2007

BREVE RESEÑA DE LA ARTESANÍA VENEZOLANA.



La trayectoria de la artesanía venezolana, desde los primeros tiempos de nuestra historia hasta nuestros días, ha ido construyendo los rasgos distintivos de nuestra identidad, como individuos y como colectivo. Ese proceso ha estado determinado por el medio ambiente y la realidad cultural, social y económica del país. En este contexto, surgen expresiones, símbolos, códigos lingüísticos, viviendas, vestuarios, artesanías, gastronomía, es decir, todo un mundo cultural que es lo que define al colectivo de todo pueblo o nación.


Las creencias, artes y valores, las prácticas y tradiciones que se transmiten de generación en generación, sugieren la presencia de una memoria que vive en el espíritu del pueblo, que vive el presente poniendo en valor las experiencias ancestrales en la cotidianidad de su quehacer. Es así que los artesanos y artesanas crean y recrean a diario nuestras tradiciones, revalorizando las expresiones y constituyendo una referencia obligada de nuestra identidad venezolana.



Antes del 12 de octubre de 1492, las comunidades indígenas reflejan su producción creadora en los complejos líticos (en piedra) en la cestería, la cerámica y los trabajos en conchas, en los objetos para guardar y preservar los granos y raíces, y en los instrumentos de pesca ubicados en el período de cazadores; testimonios todos éstos de una producción artesanal que se provee de la naturaleza, reflejando la evolución económica local, es decir, “el ecodesarrollo”, adaptando y creando tecnologías adecuadas a las condiciones ecológicas de la región.

A partir del siglo XVI se transforman estos modos de producción y la vinculación de las comunidades indígenas con su entorno. Los procesos de transculturación, afianzados con el mestizaje, inciden en estas comunidades con el desarrollo de los cultivos comerciales del café y del cacao, característicos de la economía de la colonia, como lo explican ampliamente Sanoja y Vargas.

“Aunque en general, la dieta de la comunidades indígenas continuó prácticamente imperturbable en lo referente al autoconsumo, debían, por otra parte, producir un conjunto de bienes económicos con valor de cambio, creándose así lo que podría designarse como una doble personalidad social. Este hecho era particularmente cierto en el caso de manufacturas tales como los tejidos de algodón o de fique, que si bien constituían una artesanía tradicional, eran consideradas como una especie de moneda de cambio.”

Las tecnologías de la producción artesanal continuaron siendo expresión de la herencia nativa ancestral, constituyéndose la artesanía en un medio de inserción de la población indígena y mestiza dentro del sistema de la economía monetaria implantado por el colonizador español. Es así que las cestas, vasijas de barro, chinchorros y esteras artesanales encontraban mercado en los centros poblados criollos.

Y se llega así a los albores del siglo XX. La economía nacional sigue contando con la producción de café y cacao que se ha insertado en el mercado mundial, mientras que otros productos y cultivos se destinan al consumo interno. La artesanía elaborada en las zonas rurales continúa orientada a la utilidad, y la relación de los humanos con el medio ambiente todavía se mantiene.

Durante la década 1920 – 1930, el petróleo pasa al protagonismo económico como recurso natural prioritario. El campo pasa a un segundo plano y se producen las primeras migraciones del campo a la ciudad, las cuales continúan durante las siguientes décadas, acentuándose en la década del 50.

La Venezuela agraria es sacrificada violentamente, al trastocársele sus tradiciones, su personalidad social y sus modos de subsistencia, en aras de un capitalismo urbano – industrial que cercena el paso a tecnologías intermedias que pudieran haber ofrecido soluciones alternas ante un notorio crecimiento de la desigualdad social y ante la exclusión de las mayorías en beneficio de minorías privilegiadas por este modelo de pseudodesarrollo.

La suerte del artesano es, en gran medida, la del campesino ante el “boom” petrolero, al integrarse al éxodo de los campos en busca de mejores condiciones de vida y oportunidades de trabajo en los centros urbanos.

A partir de 1940 se extiende un sentimiento de subestimación de lo propio, de lo local, de lo autóctono, frente a la sobrevaloración de los productos importados, la necesidad desenfrenada de consumo, la ilusión del “confort y la abundancia” y la “estética del zinc y del plástico”.

La supervivencia de los artesanos no es fácil y la pervivencia de los caracteres prehispánicos transmitidos de generación en generación se hace posible por la toma de conciencia del artesanado esparcido por todo el territorio nacional, así como por cierto impulso institucional muy posterior que, por no llevar aparejada una verdadera voluntad política y compromiso, no llega a generar un verdadero desarrollo del sector artesanal.

En esta toma de conciencia, la fuerza de la tradición y el impulso creador de los pueblos se dejan sentir en las manos de aquellos artesanos que aún se resisten al proceso de homogeneización, desarticulación y ruptura del humano con su medio y sus costumbres particulares, para las que la artesanía continúa siendo un medio de sustento, pero también una realidad cultural. El artesano continúa, así, creando sobre la arcilla, la palma, la madera y la piedra.

El artesano revitaliza, en sus actividades, los vínculos con la tierra, el ambiente y el contexto cultural que lo vio nacer. Al reciclar su trabajo y las materias primas de su entorno, recuerda las técnicas tradicionales y las recrea en una gran diversidad de productos artesanales susceptibles de ser comercializados, con lo cual contribuye notablemente a mantener la identidad nacional y a forjar una personalidad social propia y diferenciada ante el resto del mundo.

Así llegamos a 1974, fecha en que se crea la Corporación para el Financiamiento de la Pequeña y Media Industria (CORPOINDUSTRIA).



Posteriormente, en 1978, se crea la Empresa Venezolana de Artesanía C.A. (EVENAR) filial de CONINDUSTRIA, para la comercialización y la asistencia integral del artesano, la cual inicia operaciones tres años después.



En el año 1993 se sanciona la Ley de Fomento y Protección al Desarrollo Artesanal y cinco años más tarde, su Reglamento (1998). La Ley declara de interés público el desarrollo artesanal, como manifestación de la cultura autóctona y como elemento de identidad nacional, pero esta declaratoria queda en mero postulado, toda vez que el sector artesanal continúa adoleciendo de políticas, planes, programas y acciones que promuevan, impulsen y apoyen un verdadero desarrollo de esta actividad creadora y productiva. La misma Ley crea la Dirección Nacional de Artesanías (DINART) y la adscribe al CONAC, como Dirección General Sectorial de Artesanía, y crea también el Registro Nacional de Artesanos, que se llega a configurar muy posteriormente.





Se genera, entonces, una política de subsidios que, a la vuelta de los años, más que impulsar un verdadero desarrollo, afecta negativamente al sector, toda vez que no realiza seguimiento ni se evalúa la gestión productiva, generando distorsiones y desigualdades, y atomizando el quehacer artesanal.


Fuente: Construyendo un oficio. Conac. 2005.
Carmen Ofelia García de Damas
Heufife Carrasco.



martes, enero 16, 2007

LA ARTESANÍA VENEZOLANA.

vajilla Cerámica Loma Roja.

Miguel Ángel Peraza.

Artesanía:

"Es el producto del trabajo de seres humanos, portadores de una tradición cultural, con valores estéticos, simbólicos y utilitarios, en tanto que representa su cosmovisión. Este arte arcano es transmitido y aprehendido oralmente de generación en generación, y se expresa en objetos artesanales producidos en condiciones históricas, geográficas, económicas, sociales y culurales específicas.
Dentro de la conceptualización de la artesanía como arte vivo, ésta se visualiza como un proceso donde la producción de los objetos no seriados, caracterizados por valores simbólicos tradicionales, decorativos y/o utilitarios, es realizado por un individuo o varios, en un núcleo que pudiera ser o no familiar, los cuales controlan el proceso de producción y donde el trabajo es fundamentalmente manual, independientemente del uso de tecnologías...
La artesanía venezolana no sólo permanece en el tiempo como huella de nuestro patrimonio-expresión material de la cultura de los pueblos, sino también como presencia cotidiana en nuestros espacios.
Representa una cultura que expresa la síntesis creadora de una concepción del mundo de rico y complejo contenido simbólico enraizada en prácticas de libertad, autonomía y afirmación colectiva, además de constituir parte importante en la conservación del patrimonio cultural tradicional del país y fuente de formación permanente de la cultura autóctona, igual que una actividad productiva sustentable que le genera medios de vida (ingresos) al artesano."


Fuente: Construyendo un oficio. Carmen Ofelia García de Damas. Heufife Carrasco. CONAC 2005.

lunes, enero 15, 2007

ARTESANÍA Y BELLAS ARTES.


La artesanía según los sociólogos, es una economía, o "...productos del trabajo manual sin auxilio de la energía mecánica." (Pratt, 1960, p. 102). Mientras que el folklore, donde nace la artesanía, es la forma de sabiduría del pueblo -primitivo, simple, educado o la masa- (Pratt, 1960, p. 126). Contraponiéndose al arte que es una manifestación "...de la psique colectiva (...) de comunicación estética..." (Pratt, 1960, p. 16).


Es deber tener claro que calificar de Arte -nótese la mayúscula- algunas manifestaciones implican descalificar otras, en cierto modo pervive una noción de que "espíritus inferiores" son incapaces de crear arte.


Tales diferencias entre Arte y artesanías se pueden remontar al medioevo con la idea de Arte Sagrado y Profano, posteriormente concebido como Bellas Artes -reconocibles por el goce estético o espiritual- y artesanías -más bien de carácter utilitario-.


Poco a poco se van consolidando los argumentos de que todo artista plástico, deberá poseer sólidos conocimientos en Matemática y anatomía, para acercarse a un "humanista" y tener la dignidad de un hombre de letras, separándose del artesano.


Los pintores y escultores que quieren acerarse a las artes liberales, tratan de demostrar que su "arte" necesita conocimientos teóricos. Ej. Ghiberti, Vitruviu, Leonardo aconsejan el estudio de la historia, matemática, filosofía, etc. para ser digno de las artes liberales.


El soporte ideológico más profundo y sistemático de la nueva institucionalización autónoma del arte, es el movimiento neoplatónico de Florencia. La capacidad creativa será la que al entender de la época, separará el trabajo artesanal de la creatividad del artista; que harán de él un personaje semi - divino. Las artes plásticas alcanzarán el nivel de la poesía y se producirá la ruptura con las actividades artesanales.


La compleja mediación ideológica y conceptual del neoplatonismo, como soporte de la nueva consideración social del arte, se ve favorecida por un público burgués en las ciudades y la configuración mercantil que iban adquiriendo las actividades artísticas. La adquisición de obras de artes, era un respaldo económico y elevaba el status social del cliente.


El esfuerzo de las artes plásticas por emanciparse de la artesanías, se consolida con el "sistema de las Bellas Artes", instituciones fundamentales en el proceso de diferenciación de los artistas plásticos de los artesanos manuales. Anthony Blunt dice: "Las academias trataron las artes como temas científicos, era preciso enseñar tanta teoría como práctica...," Si bien las academias le dieron impulso al arte, luego lo llevaron al estancamiento, al "academicismo" y la crisis del siglo XIX marcará el inicio del arte de nuestro tiempo. Las academias darán lugar a los "salones de exposiciones" y entre el producto artístico y el público, aparecerá la "crítica del arte". El 1791 el" salón" quedó abierto a todos los artistas y no-solo a los miembros de las academias. Posteriormente surgen los "museos". Todo esto lleva a la autonomía del arte en el mundo moderno.


William Morris fue el primer artista que comprendió, como habían perjudicado al arte, los fundamentos sociales del arte durante los siglos posteriores al Renacimiento, especialmente los años que siguieron a la Revolución Industrial.


Morris exclama: "no quiero arte para pocos..." y abre el camino del arte de nuestro siglo. Se remonta a la Edad Media, al artesanado gótico expresando: "el verdadero arte debe ser hecho por el pueblo y para el pueblo, como una dicha para quien lo crea y para quien lo aprovecha".
Morris abre la firma Morris, Marshall & Faulkner, trabajadores artísticos en pintura, tallado, etc. La restauración del oficio manual ante la Revolución Industrial hacía difícil la competencia en el mercado; solo un estrecho círculo comprará los productos del artista artesano.


El movimiento inglés de las Artes y Oficios, trajo un renacimiento de la "artesanía artística". Representante de este movimiento es Walter Crane, que pretendía transformar a nuestros artistas en artesanos y a los artesanos en artistas.


Las escuelas alemanas de arte, habían abandonado la rutina del siglo XIX y tomado el rumbo del movimiento moderno, cambiando a sus directores.
Walter Gropius, en 1914, como director de la Escuela de Arte de Weimar, prepara nuevos planes para reorganizarla.


La nueva escuela combinaba, una academia de arte y una escuela de artes y oficios; su nombre fue Bauhaus. Era una escuela taller y un laboratorio para el oficio manual. Reunía en un mismo espíritu a arquitectos, técnicos, artesanos, etc.


El manifiesto de la Bauhaus expresaba: "El fin último de cualquier manifestación plástica es la arquitectura". Los estudiantes se organizaban como aprendices, pasaban a dominar un oficio, para posteriormente hacer estudios superiores, que le permitían la planificación arquitectónica y el estudio del diseño experimental.


Sus puertas fueron cerradas por los nazis en 1933, pero la obra y las ideas habían recorrido el mundo, sembrando semillas que dieron origen a escuelas similares.

domingo, enero 14, 2007

ARTESANÍA / ARTE POPULAR.

ARTESANÍA DEL TALLER DE MIGUEL ÁNGEL PERAZA.


En México arte "popular" y artesanías contemplan el mismo sentido y ambos se enfrentan al Arte escolarizado, pues han sido apreciados como una recreación menor o local, reproductores del ciclo capital y la ideología de los dominados, (García-Canclini, 1989). Esta competencia se ve en las aparentes diferencias y virtudes que tienen las artesanías sobre el Arte académico, en el pensamiento de Octavio Paz (citado por Ortega, 1997), se resumen de esta manera:
La historia de la artesanía no es una sucesión de inventos ni de obras únicas (o supuestamente únicas). En realidad, la artesanía no tiene historia, si concebimos la historia como una serie ininterrumpida de cambios. Entre su pasado y su presente no hay ruptura sino continuidad. El artista moderno está lanzado a la conquista de la eternidad y el diseñador a la del futuro; el artesano se deja conquistar por el tiempo. Tradicional pero no histórico, atado al pasado pero libre de fechas, el objeto artesanal nos enseña a desconfiar de los espejismos de la historia y las ilusiones del futuro. El artesano no quiere vencer al tiempo sino unirse en su fluir. A través de repeticiones que son asimismo imperceptible pero reales variaciones, sus obras persisten. Así sobreviven al objeto up-todate. (p. 114).

Los artistas "populares" han sido definidos o más bien "...reducidos a lo 'práctico-pintoresco', son incapaces de 'pensar un significado diferente al transmitido y usado habitualmente por la comunidad, mientras el artista 'culto' es un solitario cuya primera felicidad es la de satisfacerse gracias a su propia creación’." (Traba citada por García-Canclini, 1989, p. 225).

El artesano según García Canclini (1989) a grandes rasgos ha sido visto como un sujeto: “Que no llega ser artista, a individualizarse, ni participar en el mercado de bienes simbólicos 'legítimo', los espectadores de los medios masivos que quedan fuera de las universidades y los museos, 'incapaces' de leer y mirar la alta cultura porque desconocen la historia de los saberes y los estilos. (p. 191).

El contacto entre los artesanos y los escolarizados, es una forma de alteridad, escenifica la desigualdad (defender lo propio) y la diferencia (pensarse a través del triunfo). (García-Canclini, 1989). Quizá la manera en que se concibe la mirada o el trato de los productos culturales, brinde pistas para entender la sensación de la tipología dentro del arte. Para las grandes obras de arte el contacto es semirreligioso, para la artesanía el contacto es corporal, y el objeto industrial completamente funcional. Recordamos, para posterior discusión, que "...el cuerpo es participación."(Paz, 1979, p. 15).

También el vínculo estrecho entre arte "popular" y artesanías suele dividirse por ciertos juicios de tipo metafísico o espiritual en el acercamiento con la obra, al respecto Alberto Beltrán (1995) señala: "...es decir cuando su alta calidad no es sólo técnica sino que trasmite una emoción especial que permite ser considerada arte popular." (p. 27).

Para fines conceptuales y temáticos el arte "popular" y las artesanías, tienden a ser lo mismo, sin embargo en Venezuela existe una sutil diferencia entre ambos, que críticos contemporáneos intentan eliminar induciendo a un concepto más amplio de la producción del pueblo, véase Miguel Ángel Ortega (1997). Tanto el arte con o sin apellidos y las artesanías, son oficios remunerados que responden al esquema de producción, elaboración, distribución y consumo, en ambos lo estético se manifiesta, y lo funcional que podría adjudicarse a la artesanía no resta su intención de agrado para fines de consumo: uso igual a apego. En tanto el arte con su resonancia, producto de lo artístico, presenta un espectro más amplio donde los paradigmas apego/desapego, o agrado/desagrado son utilizados a veces arbitrariamente por el creador, y sólo el colectivo lo determina.

Al final vale preguntarse si tradición indica una posibilidad de expresión individual o si "genio" implica una superioridad de "primitivo o artesanal" ¿superior en relación a qué? Tal vez la respuesta de Octavio Paz (1979) sea la posible solución: "La artesanía no es ídolo, sino muestra no es objeto único." En sus expectativas no está la inmortalidad, contrario a la gran obra de arte que insiste con las restauraciones y conservaciones, su ficticia eternidad, intentando preservarse en la Historia del Arte.

En Venezuela de manera tácita se determina que arte "popular" es diferente del "culto", escolar o académico por medio del siguiente concepto:

Aquel generado a través de procesos de formación sistemáticos de índole académica, en tanto que arte 'popular' es el que se reproduce y recrea por medio de la tradición oral, esto es, en la transmisión no-formal del conocimiento de una generación a otra para perpetuar la producción en determinadas manifestaciones de la cultura material intrínseca de las comunidades y/o grupos socioeconómicos dominados, cuya representación fundamental son las artesanías tradicionales (Ortega, 1997, p. 19).

Aunque este concepto se puede descomponer por su postura hacia una tradición perpetua -siempre se ha pregonado que la tradición artesanal de talleres es una forma de resistencia a la adecuación o fuerza de transformación que exige la modernización, es decir lo local versus lo nacional-, y defensa del folklore con visión purista-fundamentalista, y mucho más si citamos los híbridos recientes entre popular-académico, popular-massmediático, y otras más.

Para concretar, que en el concepto arte en sentido general, sea distinto, se procede a considerarlo simbólicamente, considerar cada signo como idea impregnada en el contexto, evidentemente se puede leer desde la óptica academicista o no academicista, sin distinguir lo formal, pues es obvio que la querella reside en la superficie, la estructura formal del lenguaje o de la plástica, y se lleva inconscientemente al contenido sin profundidad crítica o conciencia del mismo.

La idea de «obra de arte» es moderna y se apoya en el concepto de museo como reserva definitiva de lo bello. Cierto público, entusiastamente interesado en arrodillarse ante el altar de la belleza que hay en el museo, se acerca a él sin que le afecte un entorno increíblemente feo. Esta actitud aparta al arte de la corriente principal, le confiere la aureola de ser especial y delicado lo reserva para una élite y de esta manera niega la influencia que ejercemos sobre él a través de nuestras vidas y nuestro mundo.

Si aceptamos ese punto de vista renunciamos a una parte muy valiosa de nuestro potencial humano. No sólo nos convertimos en consumidores carentes de criterios profundos, sino que negamos la importancia esencial de la comunicación visual, tanto para la historia como para nuestras propias vidas.

Quizá romper con el concepto de "popular" para una manifestación artística, sea un arma de doble filo, puede que ese atractivo que posee la ingenuidad, lo naïf, lo urbano antropológicamente visto, lo rural exóticamente apreciado, implante la base en que se sustenta lo magnético -por lo metálico y lo extraño- del éxito "popular". Querer precisar la disimilitud de todo el gran espectro del arte, sea sólo una tentativa de sentar o aterrizar algo que desde su posición etérea funciona para los espectadores.

Por todas estas razones, mientras continúen los análisis cerrados que desvirtúan el trabajo digno y generoso de los creadores; donde prevalece la dicotomía arte- artesanía, arte popular, bellas artes, sin tomarse en cuenta la respuesta creativa que a través del diseño y elaboración de obras; entrega humildemente el artesano, el artista o hacedor ante las múltiples necesidades y circunstancias que se presentan, persistirán entonces, las variables que más que designar terminan omitiendo la gran fuerza que el diseño y el arte reúnen en cada entrega.

Fuente: www.monografías.com

sábado, enero 13, 2007

ARTE Y ARTESANÍA.


La diferencia más mencionada entre lo utilitario y lo puramente artístico es el grado de motivación hacia la producción de lo bello. Este es el reino de la estética. La indagación de la naturaleza de la perfección sensorial, la experiencia de la belleza y posiblemente de la belleza artística. Pero las finalidades de las artes visuales son muchas.


Dentro de la amplia gama de las diversas artes visuales, el tema, sea religioso, social o doméstico, cambia con la intención y sólo presenta siempre la capacidad de comunicar algo concreto o algo abstracto. Como dice Henri Bergson, "el arte es sólo una visión más directa de la realidad-. En otras palabras, incluso a este elevado nivel de evaluación, las artes visuales tienen cierta función o utilidad. Es fácil trazar un diagrama para situar diversos formatos visuales en relación con estos extremos.


El hecho más sobresaliente, en el proceso de la institucionalización del arte, respecto de la artesanía, es la formación de las ciudades modernas. En el período medieval el predominio ideológico de la iglesia una contraposición nítida entre artes liberales y artes serviles a mecánicas. La educación de las artes mecánicas era opuesta a las de las artes liberales; técnica abstracta y reservada para las clases sociales privilegiadas.


La clase baja del pueblo, los campesinos, pequeños comerciantes y todo hijo de ciudadano de recursos limitados, tenía la posibilidad de colocar a su hijo de aprendiz en un taller. Aquí, aprendían a leer, escribir, un oficio y rudimentos de matemática y geometría, aplicables al oficio. Las corporaciones eran quienes reglamentaban el aprendizaje.


Tanto en la edad media como en el Renacimiento, la enseñanza de las artes liberales se impartía en las facultades de arte, donde se obtenía el título de bachiller y luego el de maestro de arte. Estos títulos permitían acceder a las facultades superiores.
En la Edad Media se designa con el término "artes", a las artes liberales que son siete y se dividen en dos grupos: el Triviun (gramática, retórica y dialéctica) y el Quadriviun ( aritmética, geometría, astronomía y música). San Agustín considera la música como ciencia matemática.A fines de la Edad Media, el desarrollo de la vida urbana irá ocasionando ciertas modificaciones, que cristalizarán en el Renacimiento.
Anteriormente los artistas- artesanos medievales estaban insertos en las cortes de monarcas y nobles, poco a poco en las ciudades se irán desarrollando nuevas condiciones para el ejercicio de las habilidades artesanales.
En el siglo XIV encontramos configurado desde un punto de vista social, un tipo de "artista", que era en un primer lugar un artesano, pero cuyo trabajo se realizará en algún bullicioso centro metropolitano.
Es en el tránsito del medioevo al Antiguo Régimen donde los artesanos, al margen de consideraciones económicas más específicas, adquieren, según P. Goubert, la siguiente caracterización: «El puñado de poderosos y la masa de trabajadores artesanales reunidos en el oficio tenían al menos en común un rasgo de mentalidad particularmente vivaz: un celoso amor propio profesional, una fe obtenida en el toque personal, incluso el secreto de la profesión, una oposición radical y casi enfermiza a toda transformación, a toda novedad impía, un culto ingenuo a la tradición, cuya excelencia y carácter sagrado jamás son puestos en duda»La agrupación de los artesanos en "gremios", favorecida por el contexto urbano en que se desarrollaba su actividad, presentará una doble vertiente respecto a la diferenciación institucional del arte. Por un lado los artistas alcanzarán mayor prestigio en la ciudadanía, por la influencia de las funciones orgánicas y corporativas que desempeñan los gremios. Estos elevan el prestigio social de sus miembros. En oposición, el fijar y perpetuar una tradición técnica, tendían a nivelarlos, dejando de lado la creatividad y la individualidad. Comienzan así los conflictos entre los artistas y los gremios artesanales. Se inicia aquí la búsqueda de la independencia institucional. La nueva independencia y prestigio social de los artistas encontrará su soporte ideológico en la expansión del humanismo.